Los peones, el alfil y la reina
Los antiguos sabios siempre alardeaban de las piezas del tablero, donde no existía, para la Muerte, distinción social, ni fama ni riqueza que nos librara de su guadaña. Es curioso el suceso: el COVID fue un descubridor nato en las salas de urgencias, con la selección natural a través de la decisión implacable de quién usaba o no la bomba de oxígeno. Nos cansamos de la justicia divina para encomendarnos a los jinetes del Apocalipsis; porque, a pesar de la unidad humana, tener una muerte, también, iba a desencadenar desigualdades. Me pregunto por las morgues de los conflictos frente a un solo personaje. Me cuestiono la indiferencia de un ojo crítico cuando un joven ha sido excarcelado de su vehículo, o un niño noctámbulo se ha precipitado como una rosa polaca. Nos afligimos por los libros que jamás serán publicados; miramos con resignación las listas de espera de los hospitales, y morir joven siendo operario en una fábrica no es lo mismo que ser actriz de cinemascope. Las redes han ...