Ciudad y peine
Cruzas la calle y el aire despeina tu melena.
La pisada que dibuja
el enjambre del ruido sobre el cemento
en esta hora que caricaturiza el presente.
Tal vez, en esa vocal minúscula
del tiempo vespertino,
un carguero choca contra un puente
y los coches caen
como higos borrachos al silencio
en una ráfaga.
La calle aletea hojarasca y papel
con la odisea de los segundos,
donde una mujer se precipita
en un impacto de agua
y mi mano recorre el mechón,
anárquico muelle,
del aquí y ahora.
Cruzas la calle y el aire despeina tu melena
Un carguero invidente
ha saciado su hambruna
con la violencia sonora
de un metal buzo, cuerpo prisión,
del vómito de la calamidad.
Mientras las guerras suceden.
Y los pasos se aceleran
en un remolino de frenético movimiento.
El semáforo se ha puesto en ámbar
y una catarata de hierros caen.
Todo compite por el lugar correcto.
Despeinas la calle y el aire cruza tu melena
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