Marmita
He sentido la selva,
en su función más envolvente,
con tu silueta abrochada a mi silencio
de corpórea estampa
sobre tu colcha.
Tu latido enhebrado a mi vértebra.
Tu niño extraviado
sujetando la correa para no azotar
la imposibilidad del acontecimiento.
Mi boca te besa apasionante
en su función más detractora,
fingen monosílabos de cordura
mientras el río de lava recorre caudal
nuestra somnolencia.
Te siento en mi trampolín.
Trampa acrobática de este olor que emana tu piel.
He regresado con la saliva de otros idiomas.
Igual que tú, con el rastro
de cada casa de encuentro.
Hemos dormido, antes y después de la nada.
Sutura
con el tapaporos
de la ignorancia.
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