El regreso del cauce cauteloso

Yo regreso en el rocío nocturno 

de la chapa de tu coche,

con el ascensor que me eleva

hasta tu rellano.

Yo regreso con el coro de la urraca

y los cien pasos que pisan 

del paraíso al averno.

Yo regreso a ciegas 

a tu soledad de muérdago,

al poro cerrado, 

a la abertura de la ventana 

al cruzar el camión de la basura

por las calles.

Yo regreso con la primavera

de las flores y las fallas,

presa de tu sombra y anhelo.

Yo regreso 

como una operación de abordaje, 

como una bengala contra el mar,

como una mujer que ama a un hombre.


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