Extravío de la tarde y me he quedado con el coche
Cuando me haya ido
y busques mi retrato
por los estantes, recordarás que Ítaca
no era tan mal club para el abordamiento.
Qué todo lo que un día provocó hastío
será aquella ola necesaria
en un día de calma.
Los ruidos no supondrán ningún obstáculo.
Para que vuelvas a inventarme
en una me-moria
desgastada. El credo de la soledad
y del amor a plazos
con toda la gloria penitente
de haber sido real por una vez
se volverá en contra.
Cuando no esté en el rebote del eco.
Ni en los pasillos.
Convendrá la primavera de la nieve.
El solsticio de una nube perdida en el super.
La peor de las epidemias.
El trigo sucio, la medalla grabada con otro nombre.
La polilla suicida dentro de un armario de manteles de limo.
Y te darás cuenta que la vida
no se trata de ti.
Sino de lo que ocurre a nuestro alrededor.
Y estarás completamente vara.
Incienso y moho.
Porque el convenio no será que yo para ti no sea nada.
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