Arrepentimiento


El sol se ha cuajado en una tormenta estival 

en la misión de airear la atmósfera.

Necesaria temperatura 

para los que moran en sótanos de amianto:

los bichos del bosque,

el cielo sostén de avioneta.

En ese sentido las hojas beben 

y los niños se mojan la cara y asean la mueca 

de aquel que corre entre la humedad y el 

hierro.

Si pudiera nacer de novedad

y enhebrar la pena que cosí en vuestra faz;

que los campos fuesen navales 

para las amapolas y el anzuelo

que se prendió en el corazón y no fuera la letra 

que ha perdido su palabra.

De verdad, lucharía y vencería al titán y a las lunas de arsénico.

Os hubiera salvado de la ceguera

que creció entre nuestras raíces

y pintado el mar en la cama.

Si tuviera la fuerza que ahora quema 

entre mis juntas

habría hecho un toldo de orquídeas 

contra el miedo 

y tendríamos la brizna de los que disfrutaron

de una niñez de poblaciones.

Con el campo abierto: Naciendo amapolas.







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