Choco-late
En la calle
un estruendo ha acontecido.
Dos coches chocaron
con la violencia del metal
cuando crujiente se queda mudo.
Un espanto
sonoro.
El portazo de un antes y después.
Era previsible.
El cruce.
Que parecía que la tarde intuía.
Dos perros enmarañados
se atacaron a las cinco con rabia.
Sus dueños, fuerte de sus correas.
Pero las mandíbulas
se cernían en sombras de carroñeros
sobre la tierra.
El calor asfixia
de almohada ocultando la boca.
La pesadez
del coche alistamiento.
Era previsible.
Que la noche terminara con el zarpazo
de dos vehículos
en prensa.
La gente espectante y una chica grabando con el móvil.
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