Análisis

Me alejo rezago de miel 

a las entrañas del que sufre 

un amor dopamina.

Inútil esgrafiar

sobre este yeso cutáneo

un hombre cera.

Y empecé mi peregrinaje

a la espuma de los lavados de coche.

A la fruta cortada a rodajes.

A no esperar más que el impulso pértiga

de los que proclaman 

una programación fallida de Internet.

Virar la pestaña

y coger un estropajo 

para desinfectar de rodillas 

la vereda que fue repujada

por la suela de nuestros zapatos.

Ahora, puedo respirar.

La fe de seguir hacia los demás es evidente.

Ya no espero un milagro.

Ni pan de molde inmortal.

Ni una canción que sea un poema tártara.

Telaraña.

Cabecera.

Humus sobre una tostada

y una copa de pecho.





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