Ketama

He de confesar que en cuestiones bélicas

yo, siempre seré y he sido, de las que arrastran el muerto.

¿Cómo en mitad del humo químico voy abandonar a un ser malherido?

Cruzaré con su peso en descomposición 

los pantanos, y lo cubriré con hojas de palmera

para que los bichos de la noche

no puedan devorar su alma.

Me has visto, bien,

te has fijado en un instante

la metralla que llevo en las vértebras.

Con los tímpanos, de oír tu propio grito, mudos.

Con el temblor, del agua glacial sobre la curva de la espalda.

"Te llevo a un lugar digno,

donde los tuyos puedan rezar oraciones de esclavos.

Y pongan coronas de flores sobre tu vientre".

Soy de esas "soldadas" que muerden la picadura.

Y alquilan su osamenta para sostener

con los codos, las palmas de las manos, las lumbares...

la memoria incandescente

de quien conoce muy bien el abandono.

 

 


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