Azules cincos
Con mis manos construyo redes
para amortiguar los golpes del funambulista.
Por eso las tengo viejas
de tricotar con los dedos almohadas para los despeñados,
Están secas de adioses
de pasaje en lancha, de sostener la navaja
por el filo que más duele.
Qué fácil es reírse de mi sombra
agujereando su gris tapicería
con vocablos de disfagia y nubes.
Poseen el oficio de la enfermera, de la ola carne
meciendo el cabello de los que
en su canoa divisan la catarata.
Sueño con ellas entre los juncos meciendo la pena de los que arriesgan...
Con los brazos bien fuertes
para nadar a la orilla que calme esta ansiedad sonora,
de grillos en las orejas, de latido Samsung,
de labios viejos
con palabras nuevas, antisépticas y espermicidas
delante de un filtro de café.
-"Benditas manos, moribunda quietud".
El caballero de la mano en el pecho, Greco.
Comentarios
Publicar un comentario