Embudos y herramientas.

Esta noche, un poema de amor ha llegado al hogar.
Viajó un océano. Y con su coraza amansó a los trigales.
Esta maleta de palabras.
Con un guardarropa de querer y estufa,
que te lleva siempre en la esquina de cada pliegue.
Y no imagina un combate sin el apoyo aéreo de tus ojos.

Estás en los marcos y en las azoteas, haciendo la guardia gato del que ama.
No necesita el canje de un armadillo, ni tules que engalanen el cabello.

Me bastan las horas de tu pez.
Tu caminar de guía.
El silencio que cruza hiriente entre los soldados.
Cruzar a nado la ciudad con un velero de cansancios víricos.

Habitante de un búnker
para adornar de flores tu pecho.
y traer el descanso con olor a sopa de madre.

Soy una espiga y podemos nacer en cualquier bar de carretera.
Porque el amor, también, envejece y habla, y grita y araña
hasta dejar sordas a las paredes.
Podemos empezar pintando un sol en cualquier parte.
Liberar los grilletes y escuchar a los transistores de antaño.
A los viejos rockeros y el paso de las ratas bajo las "hamburqueserías".
Este poema de amor, es de alguien,
que ha vendimiado demasiadas derrotas,
que no teme a la pérdida.
Que tiene desgastado el neumático de su andanza.
Y que quiere como un polizonte tras la noche.
Esperando una nube como el que anhela a la lluvia.
Porque deseo que tú duermas mientras yo vigilo en la garita.

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