Retorno pulmonar
Tengo suerte, porque yo
no puedo escribir que estoy sola en la sala,
me acompaña la voz de arranque de la poesía.
Ayer la distorsión errante del clima
tronaba de un modo indecente quebrando árboles
con el tronco negro...
El incendio que corrosivo reivindica
la constancia de los demonios
para segar con las llamas
aquellos nidos hartos de gente.
Porque las entidades prenden viviendas,
igual que lo hace el desbordamiento, el temblor de la tierra,
el fuego lobo hurgando por el bosque la flama de su aullido.
Un chorro de salfumán sobre las medias
con la piel carmesí y los pájaros en manicomios.
Yo no estoy sola en la sala.
Pero...cuando en este oleaje impuro la hoja se vuelve cicuta.
El amor es la única alimaña que sobrevive a la barbarie.
Sin él, todos los terremotos, tifones y pirómanos
hacen de la vida una humanidad de salas y salones
con televisiones de pago mientras arden las cortinas
y los ojos de tanto llorar.
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