Vicisitudes

Un camión de la basura ha roto el silencio,
de una calle que naranja
da un paso entre la paz ambigua.
Las mascarillas reposan en sus cuadras,
del hurto a la mueca
para los navegadores que no sabemos
sonreír con los ojos.
La palabra susurro
que atraviesa el tejido
como una aguja de suero.
Esta extraña virtud de ceder
ante la nocturna piel de los habitantes.

Protagonistas de una novela
por entregas, a la vida, a la ciudad
que oye como un búho de graffiti.
Es tan extraño este episodio.
Que hambrientos de capiteles
nos hemos convertido en pasajeros
de un libro vírico de paja.
El de la historia de siempre.
El débil frente al bisonte.
En una madrugada de ascensor
donde mañana volveré a tachar mi rostro.
Rodeada de seres que tienen tanto miedo
como tú.
El camión de la basura acaba de tomar la avenida

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