Pez espada

El poema pez renacuajo de agua
que fuera de ella se vence
en espasmos para vol-ver-de
su estado líquido.

Entre las manos
escurridizo y con los ojos grises
sacado de su libro
se muestra indefenso al mundo.

Quizás una frase, no sea más
que pulpa en la boca.

Y llenamos de pececitos de colores
las pantallas de la cotidianeidad selvática.

Lunares, manchilampas, atrapasueños,
cobayas del pensar, crías
que necesitan su establecido tamaño
para que no caigan
en la efímera veneración.

Pescar, para la demagogia.
Leer de cabo a rabo.
Sí, gracias.

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