Grutas

Si esta noche, el cuerpo se zanja
con el paso de la hormiga
entre nuestras quimeras.
Que tu mano sea mi pilar,
el gancho que aguante
los dedos, libres de cargas y anillos.
Palomas de carne estrella
que en la oscuridad ascienden
a la cima
de sentir el nido portuario.
De la soledad pintada de alquitrán
y el hormigueo
de que siempre velará el uno por el otro.

Da igual si la riada nos engulle.
Si el sol quema sin permiso.
Si la hormiga come las manos cruzadas
al litigio de tu cuerpo.
Cómo un árbol extraviado.
Pero, con la fuerza tanque de los que aprendimos a levantar el miedo.
Volamos azores a nuestro instinto.
De proteger.
De cazar.
De asir hasta que aprendas a volar.
Y entonces yo me iré con la bruma.
Moteada con las hormigas
que nos ahuecaron cavernas por dentro.

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