Poema dedicado después de leer El arca de Wislawa, un poeta.
DÓNDE LA VOZ
A Lluïsa Lladó
"El don de la clarividencia", Lluïsa,
sumergido,
viene del mar, del aire, del salitre,
de la quietud de horas sin palabra.
Heredamos la fe del carbonero
que sueña una raíz
en las entrañas de besos submarinos,
Lluïsa.
Amasamos el pan inexorable
de una edad
lentísima,
poblada de burbujas y de gatos
huidos de algún cuento de Cortázar.
Y esperamos aún como el amante
espera, nómada de unos ojos
guardados en el fuego.
Lluïsa, ¿dónde la voz,
en qué mendrugos o rincones
del tiempo
se nos ahogan el poema, los poetas?
Guardianes del laurel, de la artemisa,
"el don de la clarividencia" nos consume
como un ojo de buey perenne-
-mente asomado a la semilla
de la luz.
Allí
-sabemos-
germinan versos, panes,
pirámides y trenes.
Vicente Rodríguez Manchado HW
Salamanca, jueves, 26/10/2017
13:22 horas
A Lluïsa Lladó
"El don de la clarividencia", Lluïsa,
sumergido,
viene del mar, del aire, del salitre,
de la quietud de horas sin palabra.
Heredamos la fe del carbonero
que sueña una raíz
en las entrañas de besos submarinos,
Lluïsa.
Amasamos el pan inexorable
de una edad
lentísima,
poblada de burbujas y de gatos
huidos de algún cuento de Cortázar.
Y esperamos aún como el amante
espera, nómada de unos ojos
guardados en el fuego.
Lluïsa, ¿dónde la voz,
en qué mendrugos o rincones
del tiempo
se nos ahogan el poema, los poetas?
Guardianes del laurel, de la artemisa,
"el don de la clarividencia" nos consume
como un ojo de buey perenne-
-mente asomado a la semilla
de la luz.
Allí
-sabemos-
germinan versos, panes,
pirámides y trenes.
Vicente Rodríguez Manchado HW
Salamanca, jueves, 26/10/2017
13:22 horas
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