Artescopia
He vuelto.
He vuelto.
He vuelto.
A la escuela que juré que no regresaría,
masoquismo desangelado.
Bajo un techo cubierto de inmundicia.
Y las clases de artistas
repletas, cómo si con un garabato
se tasara la inmortalidad.
He vuelto.
He vuelto.
Porque el arte engancha, sublime
droga que corrompe: el ego con su ambición fornicadora.
Tengo la sedación de los perdidos,
la inmediatez de los tuertos,
el letargo del ojo frente a un portátil.
He vuelto.
Sé que del mestizaje de la poesía,
de la ilustración y ahora
del fango, se gesta una fiera.
Medio rata, medio perro, medio felino.
Y quiere salir a la calle.
Y decir a las puertas herméticas,
con voz de retrasos.
He vuelto, para amar.
He vuelto.
He vuelto.
A la escuela que juré que no regresaría,
masoquismo desangelado.
Bajo un techo cubierto de inmundicia.
Y las clases de artistas
repletas, cómo si con un garabato
se tasara la inmortalidad.
He vuelto.
He vuelto.
Porque el arte engancha, sublime
droga que corrompe: el ego con su ambición fornicadora.
Tengo la sedación de los perdidos,
la inmediatez de los tuertos,
el letargo del ojo frente a un portátil.
He vuelto.
Sé que del mestizaje de la poesía,
de la ilustración y ahora
del fango, se gesta una fiera.
Medio rata, medio perro, medio felino.
Y quiere salir a la calle.
Y decir a las puertas herméticas,
con voz de retrasos.
He vuelto, para amar.
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