Peaje.
Dificultosa trama es
entre los faros el enamoramiento
en el menester del besarse
que los transforma
en dulces pétalos
de flor de cactus.
Porque en la hora del oficio
su estigma puede más que el amor
y por un brazo de aguas
los separa en islas la marea,
para dar lumbre a la noche
con la vigilancia neurótica
de los peces
de madero, listones de pedazos de Ulises que nunca envejecen.
Pero ello, no significa que
cuando su cuerpo y mi cuerpo se distancian
con el ojo cíclope luminoso encendiendo
el miedo al habitáculo.
En ausencia, no le ame.
Los faros de locos giros en su ralea.
A oscuras y a luz.
A oscuras y a luz.
Foto de Enrique Vidal´ Faro de Aucanada. |
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