El mar montañoso.

Qué tiene
o no tiene
o demasiado tiene
que se detiene.

Nunca sé 
la razón de sus acciones,
calla cuando debe parlamentar,
y me acaricia
en el justo momento
de que voy a morder
con la indiferencia.

En este juego de rol,
entiendo pocas ninfas
aunque los dos seamos del mismo idioma.

Un día, preguntó:

-Me tienes miedo.

Y mentí.

Sí, le tengo miedo, temo convertirme en un fósil
dentro de una cueva salina.porque cuando le miro:
las libélulas se guarecen en parajes remotos,
el chorro cae
como de una jarra volcada en una alianza prematrimonial 
en cataratas 
de agua bendita.

Observo los árboles, el musgo, 
la tierra fermentada por las lombrices
Veo, en usted, la montaña.
y yo 
soy 
el mar.

Sí, padezco el vértigo ámbar,
te tengo miedo
y tú los sabes.

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