Aroy

El relámpago ha partido en dos
el árbol que habita enraizado en mi útero.
Que trepa salvaje por mis vértebras.

En la hora del grito.
De la estampida de las oraciones.
De la incisión a la púa.
De su tronco en que
ha salido la mujer de los marchitos pies.

Madre, me cuesta subir la montaña.
Y que la pendiente sea una "A" mayúscula.

Usted, me dice que aguante.
Pero el rayo ha quebrado el bosque.

Pedir sed si la garganta agua.
Sentar el árbol y mostrar
que el alimento hecho de cera
no colma.

Sí, ya sé que debíamos guardar la compostura.
Sonreír al martillo
que clavaba sus hierros a la madera.

Nunca decir cansancio.
Y subir la montaña.
Pero quizás en el suelo de la lluvia
no se noten las lágrimas.

Un rayo, anoche, cayó enfrente de mis ojos.
Me quedé un rato sentada mirando
la fragilidad humana.

La meta es no saber ni a dónde ir,
ni qué hacer.

El árbol ha caído.

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