Borrascas
La primera nevada ha llegado a Cracovia.
Pájaros blancos del cielo
que caen en la procesión albina,
de cubrir las plazas y los tabiques somnolientos
en un adjetivo nevado.
Esta ciudad que llama al espíritu,
que "copo" se desploma
con la melancolía de un niño huérfano
frente a la primera vez de un abrazo amigo.
Los pasos de correas que me empujan
a este precipicio sin medida
de contener esta hoguera capaz de incendiar
a la ciudad polaca.
Soy yo, aquella que cruza la acera
y divisa la disparidad de las dos torres.
Sí, esta mujer que se parece a mí
y no lo es, y guarda sus frías manos
dentro de una capa mullida de lanas.
Yo la quisiera detener y enseñar
la noche que se detiene en el momento exacto
que nívea la palabra se derrite
en mi lengua cuando pronuncio tu nombre.
Marcho, sí, en la soledad del que cruza un pasado,
ante la piedra de estos muros
que beben el líquido de las nubes.
No veas mi rostro.
Sólo sígueme hasta el hilo
que ha roto el paso de mi aflicción.
(Primera nevada en Cracovia, Polonia- Imagen de Internet).

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