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Mostrando entradas de agosto, 2022

Caña y limo

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En este barro de playa he escrito tu nombre. Igual que un niño amarrado a su cordón umbilical escuchando el paso gacela de la esperanza. Yo creía que el azul de un día soleado podía guarecer al hogar de la tormenta. He observado la arenisca con ojos de odio en un embudo que te retrae hacia ese eco imposible. El amor tiene alcayatas y paredes  que te crucifican en la pared que honra a la cama. Como un ángel dormido en su vigilia haciendo cuerdas de las entrañas para ahorcar un deseo. La precocidad de los pájaros que intuyen la primera nube de otoño. La madurez de las ramas con la vida  en círculo para aquellos que vemos  la escalinata donde nuestro corazón tropieza. Tengo tanto amor en este pliegue. Tanto amor que me fue prohibido. Que las sierpes se pintan las uñas  para festejar la expulsión del paraíso. Ahora que plena de conocimiento sé de guerras y de ignominia. De niños saqueados en la dictadura. De juicios con piedras.

Comadres y compadres.

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La amistad habita bajo el puente de todos aquellos que hacen de su resistencia un himno. Tal vez un cartón de vino agrio La conversación del que espera a la entrada de un quirófano. Sean la etimología más sagrada del significado de la camaradería. Yo he visto la hoguera del corazón en una tortilla de patatas. Aunque te parezca un símil absurdo. No sé escribir de otro modo. Los puntos son suturas de una marejada. Las incoherencias: la tregua que el estrangulamiento otorga. Y tampoco puedo prescindir de los signos, son las señales que guían a los exiliados. Los besos, los amuletos y los tacos del billar existencial. Los amigos, a veces te sujetan cuando arrecia un vendaval de puñales. Y lloras y dibujas un poema en la cara oculta de una radiografía. Gracias querida amistad. Faro, gato, sonrisa, café y ola. Gracias.

Galleta

Tengo el hígado hecho de galletas. El corazón ya no tiene ascensor, cobijo en esta torre. Y las hormigas abanderan  un territorio ficticio de trances fantasmagóricos. Busco el tulipán en el ojo del reflejo. La luz que me sobra  como un vello malquerido en la piel, para los que se crucifican  en el metro de los que sufren  heridas de bala. Este río de lavanda no adormece al que perdió su nariz en una apuesta de gallos. Perfidia en los alimentos que consumimos. Hierbas aromáticas de traje con bolsillos embargos. Tengo el hígado de galletas, con el tarro sin tapa a merced del aire  que ablanda sobremanera  la dureza de los que resistimos en campañas de tiro. En mis manos las migajas para los insectos. Un hígado endeble  que sustituye la verdad. Un corazón ausente. Y miles de hormigas dibujando flechas  hacia la puerta.

Arrepentimiento

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El sol se ha cuajado en una tormenta estival  en la misión de airear la atmósfera. Necesaria temperatura  para los que moran en sótanos de amianto: los bichos del bosque, el cielo sostén de avioneta. En ese sentido las hojas beben  y los niños se mojan la cara y asean la mueca  de aquel que corre entre la humedad y el  hierro. Si pudiera nacer de novedad y enhebrar la pena que cosí en vuestra faz; que los campos fuesen navales  para las amapolas y el anzuelo que se prendió en el corazón y no fuera la letra  que ha perdido su palabra. De verdad, lucharía y vencería al titán y a las lunas de arsénico. Os hubiera salvado de la ceguera que creció entre nuestras raíces y pintado el mar en la cama. Si tuviera la fuerza que ahora quema  entre mis juntas habría hecho un toldo de orquídeas  contra el miedo  y tendríamos la brizna de los que disfrutaron de una niñez de poblaciones. Con el campo abierto: Naciendo amapolas.

Retórica

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El vacío. La perforación pulmonar ó la sequedad deleznable de la metástasis.

Través

Viajar en una tarde de agosto, no es lo más adecuado. En el puerto el calor obtuvo la máxima puntuación. Y el letargo se adueñó de una sarta de olores. El combustible volátil, la salinidad y ese extraño resquicio de basura. Todo amalgamado en mi estómago generó una náusea amarilla. Las moscas parecían pájaros picoteando la piel hasta hacer la espera del embarque insoportable. Ladrillo de luces. Sudoríparas estampas de coches  y gente. Subimos rápido al barco. Coincidiendo con dos mujeres argelinas. Una de ellas, la más joven, me dijo: -Tú eres buena persona. Y asentí para desmentir que sí, que era buena persona menos cuando escribía. Vomité convulsa  y al fondo la tele emitía una película francesa.

Entrevista por Luz Cassino para. casa Bukowski

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Este sábado a las diez de la noche desde Barcelona seré entrevistada por mi apreciada Luz Cassino , para Casa Bukowski Radio. Luz es una estupenda comunicadora y siempre con su ternura argentina sabe desgranar a todos sus entrevistados. Cuatro piezas musicales (Rosalía, Adele, Amalia Rodríguez y Ángela Furquet) y versos leídos por mi persona acompañarán este diálogo íntimo de reflexiones, paradojas y poesía. También se emitirá por Spotify.

Extravío de la tarde y me he quedado con el coche

Cuando me haya ido y busques mi retrato por los estantes, recordarás que Ítaca no era tan mal club para el abordamiento. Qué todo lo que un día provocó hastío será aquella ola necesaria en un día de calma. Los ruidos no supondrán ningún obstáculo. Para que vuelvas a inventarme en una me-moria desgastada. El credo de la soledad y del amor a plazos con toda la gloria penitente de haber sido real por una vez se volverá en contra. Cuando no esté en el rebote del eco. Ni en los pasillos. Convendrá la primavera de la nieve. El solsticio de una nube perdida en el super. La peor de las epidemias. El trigo sucio, la medalla grabada con otro nombre. La polilla suicida dentro de un armario de manteles de limo. Y te darás cuenta que la vida  no se trata de ti. Sino de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y estarás completamente vara. Incienso y moho. Porque el convenio no será que yo para ti no sea nada.

Lo que pasa es una cosa, lo que se siente es otra.

Inútil grabado en esta piel de naranja. El aguardar un cambio en una pared de cal. Puedes perder todo el oro del mundo esperando una respuesta anodina. Este café está aguado. Las manivelas no cierran lo suficiente y la esperanza se escapa  como un gas nervioso. Cuántas veces me engaño  buscando el amor en tu mirada. La mano traviesa hurgando mi corazón descompuesto. Un abrazo que derive en bahía. Y tu cabeza vuelva al control remoto de la empresa en qué construimos un acueducto. El problema no soy yo. Aunque hayas plantado mil árboles de frutos de cicuta. Y me hayas hecho la protagonista  de miles de letreros mercenarios. El problema lo tienes en el bus. Que te transporta a la amnesia del opiáceo. Que cree que la cotidianeidad es un escorpión para las víctimas. Y que va a perder la mejor mujer  que topó con el desperdicio oculto. La que lo quiso con sus sombras. Y vio el abismo que lo acosaba.

Heche

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Has muerto como una estrella. En la soledad más cortante. Llama de sol. Luz erógena envuelta en metálico. A la velocidad. En fraccionamiento. Tu cuerpo era un cometa atravesado. La bala de una sociedad hipócrita buscando un punto en el cielo para aparcar la decepción de las ballenas. Un poeta de pelo rubio y carmín sangre  en el golpe compacto de un tango. Amarillo combustión. Rosa envuelta en papel de plata. Así mueren las grandes, del modo más trágico con la ovación del público itinerario. En la soledad cortante. En ese punto de dolor tan intenso que el desmayo aparece para cerrar el horizonte. Poeta alba. Actriz relegada por tu condición sexual. El amor hizo trabas contigo. Trabas de la decrepitud cuando bajo los efectos de los sueños nos estrellamos contra nuestro propio libro. "No lo tengas en cuenta,  es el daño colateral del producto en el mercado ". La vida fugaz del éxito.

Visión de la tarde

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Hoy estás aquí y mañana te imaginas en el allá. Tu cuerpo amortajado de bálsamo de cera  con olor a flor de papel. Tus manos que ahora escriben esta incertidumbre  serán raíces de mandrágora batiente. Un nudo de pájaros tejiendo el manto de la tierra. Los ojos, distorsión del mundo, paralizarán la cámara y el desenfoque, la perpetuidad de la iguana. La boca grieta. La piel delirio del llanto contenedor. Te volverás una foto. Un recambio en la letanía de los que una vez  se toparon con el alimento del hierbajo. Me observo detenida y concisa. Muy poco para el tanto de la muerte. Un breve comentario de la disolución de la carne. Sin ningún poema que echar a los peces. Ni a los patos. Ni a nada 

Estupidez y réquiem

Ha llegado un punto "." qué la psicología barata de Instagram me aburre sobremanera. Los gurús apósitos, la mano concebida del desatino. Ya no estoy para juegos de ocas  ni verbos que no lleven flotadores  en el comportamiento de los que encienden velas con sus mocos. En este cansancio donde Grease se ha quedado sin estrella  y la melanina  se vuelve castaña bajo la hoguera de agosto. Sol de los que ya no te quieren. Y buscas el asombro de un ascensor en un folleto de pisos.  

Atlántida

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En este mar a. Mar de combate. De estrecho. Flotas hasta la bahía  cómo un náufrago sedimento. Amparado en el espejismo  vives en la costra. Isla que cubre el tajo, reseca  boca  que calla  mientras  mueves las extremidades  en el acto de nadar. Quieres detener tu danza, pero tus pies aún no tocan  el serrín firme de la costa. Trozos de plástico emulan delfines. Restos de naufragios  vestidos de apéndices. Extremadura del que bebe agua acidulante y tapona la incredulidad en un abordaje. Pensaste que él era el descanso. La Posada del retornado del frente. Era una caja negra de petróleo. Qué te abandonó a la deriva. Y no existe mayor descubrimiento  que el reflejo de uno en una botella de vino. El sol que acontece para un nuevo amor. Cómo la sal que cae desprendida de la nao de los que nunca supieron donde varó su cadáver.

Rana oferta

En el Corte Inglés  el semblante de los que suben y bajan  por las escaleras es hierático. No hay oferta que mitigue el estado sin conexión  de los que a espensas de la mecánica  posan por un instante la mariposa cuerpo para emprender un voltaje  entre vestidos jarras, tapices o maniquíes. Es la cara de agosto del calor hecho saliva la oportunidad de los últimos precios. Acaso el amor es una propiedad inmobiliaria. Un bono en la bolsa mercantil. La apatía del insecto roedor detenido en la milésima antes de ser devorado por la rana.

Vicisitudes raperas

 (Por favor leer a ritmo de rap). Tal vez me aleje pródiga cómo una rapera en un parquímetro. La poesía que entiendo huele al sudor de la gente. La gente que observo a diario en su rutina asocial. Los operarios cuervos. El mestizaje metálico de la autovía. No entiendo otro verso-uni. Un aparcamiento de botellas  y el grupo que emerge de su vacío existencial a ritmo de música mariguana. La pescadera orfebre que canta con su abanico afilado rajando el atún con huellas de marino. La maestra que coge un bus-o y se sostiene contra la gravedad con un libro de otro continente. Extenuación de garganta. Rima quebrada de peón en una descansillo. Mis manos, hiedra azulada, de proletaria poética. Podadora de sueños qué creció inversa  a la luz del mercado.

Diez años

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 Este mes de julio, mi blog el cohete volador cumplió una década, es decir diez años con 367.000 visitas. Gracias por ser mis vigías y apoyarme en esta aventura que comenzó gracias a la amistad y a la poesía. Muchísimas gracias por seguir en órbita.