Ahora mismo lo preparo

No sé porque me atrevo a que acudas a mi nido para hacerme mal. Con tu soberbia de palomitas tan endeble que basta una llama de mechero para que te conviertas en un plástico quemado. Que te presentes como un enterrador a perturbar la paz de mis estancias, y pinches con púas de pez Globo la buena parte de mi corazón que aún late. Todo tiene un límite. Igual que cuando sirves vino en una copa. O la lluvia torrencial colma el embalse. Del poder otorgado para herir con la lengua. Si sólo soy lo que ves, una mujer de pies cansados ante un arrogante que viene lobo a orinar mi posada. Tanto bosque ajeno. Y mierda sostenida por antidepresivos y complejos de vitamina D. Qué pisotean el camino que ayudó a salir del manicomio. Imagen de la obra "Memoria" de René Magritte.