Hollín amoroso

Te prometo por las siglas de las siglas

que detrás de este corazón de madera

una brasa late lengua.

Su murmullo es ligero

como el de un aire acondicionado de clase A

con el eco

de un trago a una respiración.

Suena a árbol quemado

después de la lluvia. Desafina

y ronco carbono 

posee la capacidad 

de ser la tiza más negra del aula.

Jamás me cansaré

de este carpintero pájaro

que ahueca con el teclado digital

incoherencias nacidas del abandono.

Una quiere igual que una letra extinta o

un papiro de plástico con el trozo de monte

que me resta. Pequeña mancha

que fue bosque.

Araña ventricular

en un cuerpo de brigadas cortafuegos.

Acaso no percibes el aroma de quebranto.

La ceniza que me persigue

de cadáveres que viven en mi cabeza.

Za, Za, Za en la peculiaridad

de tener una cerilla sujetada por mis manos.

Rezo ineludible del amor 

que te profeso.

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