Cuento cervantino
El amor tiene mucho de lo-cura
porque el arrojo pone
uno en su haber;
como un tejado de gorriones
bajo la tormenta.
Ensamblaje de un camino con molinos,
de sótanos y vino devota.
Porque ser Quijote
para seguir la afrenta de la concordancia
y observar la belleza
desde la levedad del trigo
aéreo
sobre nuestras bacías
nos da la tregua
de que al cruzar la meseta, desprovistos
de dudas, de zapatos, de días tensos
miraríamos al cielo
con los ojos de Sancho
y sería todo: el universo, la ciudad,
esa estrella verde que explota;
una crueldad inmensurable.
Ausencia del sueño opiáceo
que provoca la caída ángel
del ser amado.
Con sus días febriles.
De caballerías y moriscos.
Pero, no importa
esta manca contingencia que ahora usa
la especulación como oculta ingravidez.
Estar aquí a tu costilla.
Con el Hidalgo y la Hidalga
que quiso la cuántica
y las razones
por la mucha locura que tiene amar.
Sabiendo que vas a perder la batalla.
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