Cielito lindo
Esta mañana me quedé alelada
mirando hacia el cielo un avión
que atravesaba su arco
con la osadía de una rúbrica de humo.
Pensé en la gente
que ubicada, hospedaba dicha nave.
En asientos azules
con las piernas quietas.
En el estómago de un pelícano
capaz de volar pez,
de correr igual que gacelas africanas.
Con las piernas quietas.
En cambio, uno puede deambular
y no llegar a ningún puerto.
Tener la arquitectura caminata
de quedar, también, anclaje
y no cruzar un ojo de acera.
Así es el paradigma
de los que escriben.
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