Mercenaria

He conocido buenas personas
con faz de ángel demoníaco
que te llevan a la luna con su lengua
y demuestran que su corazón
late el motor de una lancha
que atraviesa el estrecho
con árboles sin tierra.
Viven en un continuo convencimiento
de belleza histriónica
orinando a través de su ego.
Carecen de empatía
igual que un plato de macarrones
sin tomate.
Les hablas y no te escuchan.
Con su veredicto hacia los demás
de baile de números sin olfatear
el cetrino sudor de su falta de humanidad.
Este tipo de personas mercenarias
coleccionan cráneos de niños
y mandan a callar todo aquel juez
que realmente detectan
que detrás de su fachada
sólo existe la carcoma.
Vete ya a tu recinto.
Dudo que ames lo que se ha otorgado
por divinidad de chicle.
Porque cuando alguien miente
se traga la glotis del prójimo
por eso tienen las tiroides
hechas de plástico de sillón.

Qué asco y repugnancia.

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