La excusa menuda del amor

Querer como los árboles se aman,
machado de hojas,
cuando el tronco se inclina
y la espalda ejerce de palanca.

Y nos abrimos en orificios
de cavernas para el hogar de los pájaros.
Ocultando con el cuerpo
la luz del descubrimiento topo
de los días que son loterías urbanas
de menús a siete euros,
de cansancio hervido en plato.

Los árboles amantes,
mientras los autobuses frenan frente el semáforo ámbar de un zoom.
Con el cielo color de Google.
Y el verde plástico, pretensión de césped.

Vamos a querer como se aman los árboles,
machado de hojas, cerca del bosque.
De raíces para afuera.
Sin la necesidad del fruto.
Cobijo de pájaros y silencio.

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