El amor vagamundo.
Galgo mujer
que recorres las esquinas
por un mendrugo,
que te escondes, en el portal,
de la lluvia de los rumores
y recoges las colillas
para fumar sin fuego.
Subsistes con el síndrome de abstinencia
que te llena las cuencas de sudor
y hace que las manos
sean dos ramas a la vera de un camión cisterna.
Supurando la herida
tapada con un plástico
te colocas entre las palomas del parque,
en busca de la limosna de su palabra;
las piernas en junco,
apenas, distinguen los grises autobuses
que reflejan ciudad.
Mujer farola,
pellejo,
costra de rodillas
y boca seca de barro arriba vasija.
Cenicero que fuiste antes lata de Sprite
te muerdes las uñas gatas,
agarrándote al único bien que te pertenece: la calle.
Farola,galgo, Ofelia,
tapa,neumático,
taco,suela.
Se acerca harapienta con la mano extendida
y le pregunta una a una, a la salida del Erosky,
dos y el millón.
Si le han visto
y saben
en que cama
dormirá esta noche.
que recorres las esquinas
por un mendrugo,
que te escondes, en el portal,
de la lluvia de los rumores
y recoges las colillas
para fumar sin fuego.
Subsistes con el síndrome de abstinencia
que te llena las cuencas de sudor
y hace que las manos
sean dos ramas a la vera de un camión cisterna.
Supurando la herida
tapada con un plástico
te colocas entre las palomas del parque,
en busca de la limosna de su palabra;
las piernas en junco,
apenas, distinguen los grises autobuses
que reflejan ciudad.
Mujer farola,
pellejo,
costra de rodillas
y boca seca de barro arriba vasija.
Cenicero que fuiste antes lata de Sprite
te muerdes las uñas gatas,
agarrándote al único bien que te pertenece: la calle.
Farola,galgo, Ofelia,
tapa,neumático,
taco,suela.
Se acerca harapienta con la mano extendida
y le pregunta una a una, a la salida del Erosky,
dos y el millón.
Si le han visto
y saben
en que cama
dormirá esta noche.
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