Conozco a Fer Gutiérrez desde hace años y puedo decir que su poesía no solo refleja una sensibilidad profunda, sino que también está impregnada de una esencia lorquiana que atraviesa cada verso con fuerza. Su nuevo libro, Hasta dónde el daño, es una recopilación de 80 poemas que nos envuelven en un universo poético, donde las palabras se deslizan libremente, como si se dejaran llevar por una corriente que sacude las emociones más íntimas. Los poemas de Fer son un diálogo constante con la naturaleza, con lo cotidiano y lo humano, donde los árboles, el colibrí, y el frío se convierten en símbolos de la fragilidad y el dolor. Hay una búsqueda persistente de lo esencial, de esa pureza que parece haberse perdido entre el bullicio de la vida moderna. Cada poema invita a detenerse, a contemplar, como si nos pidiera mirar más allá de las palabras. Fer utiliza las imágenes para evocar, para sugerir, dejando que el lector complete el sentido, en un ejercicio que es casi una complicidad entre qui...
Noluma, es una palabra formada por las iniciales de los nombres de mis hijos.
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