OTRO DÍA COMERCIADO
A veces pienso en ti como un alimento de granja,
se mina de grano cada boca,
ya sin ninguna pretensión
de que vuelvan los dedos a cruzarse
como enemigos de guerra en un atentado.
Piensa mi testarudez por las causas perdidas,
la ovulación mensual de los besos,
y mira que ya se acerca el mar zozobra
y aún me recuerdo del hueco que dibujaba tu sexo.
Esa costumbre tuya de besar las cosas,
de olor todo lo acontecido:
el suelo, la ropa, el cabello, la vergüenza de la taza, la negación,...
De atrapar con tus pinzas táctiles
la pelusa del telón de las apariencias.
Y en los abrevaderos la paja
seguirá alimentado las alimañas,
por eso me revientan las fiestas
que venden hígados con forma de corazón
envuelto en mermelada
y encima te obligan a pensar con el estómago.
Por amor mato dragones,
viviría en la planta de un rascacielos en Dubai
e igual que un pájaro mientras pico la viga
tricotaría un nido de alambres.
Querido has puesto el listón muy alto,
me quedo con el ombligo
con dos puntos de sutura
en plan Santa Teresa,
la antítesis de poder vivir sin ti.
Ya no te amo, dice mi pensamiento,
tantas veces en la jornada
que dentro de mi seso
las palabras no cesan de llover.
Sé que no fui más que otro montaje,
sin embargo escalé muros inciertos
que casi me descalabran
por el mal de altura.
Por eso llevando ya varios días que ni te menciono,
esta ingrávida luna y los días fértiles
hacen que esta noche me haya encadenado a mi sofá.
Cualquier destello tuyo me ciega,
aún tienes poder sobre mí
y lo sabes,
pero yo antes me amputo las piernas.
Feliz día de los gilipuertas.
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