Reseña "Léxico romano" de Sara Martínez Navarro


Cuando leí el libro "Léxico romano" (Ediciones Torremozas) de Sara Martínez Navarro, poeta, filósofa y filóloga clásica, ganadora del premio Carmen Conde 2024, intuí de inmediato el nexo de la autora con la influencia de un mito. En este caso, el vínculo se traza con María Zambrano, escritora y filósofa clave en la historia de la literatura española.

Se dice, desde mi niñez, que existe la pretensión de inventar una máquina capaz de acaparar las voces de aquellas figuras que fueron decisivas en el devenir de los siglos. Honestamente, creo que con poetas como Sara Martínez Navarro esta idea, que busca ser una recuperación médium de la memoria de nuestros referentes, queda resuelta con maestría.  

Roma es el epicentro de esta obra, el epicentro del exilio, una ciudad que embriaga con su arte y su entorno cultural. A través de una mirada poética, Martínez Navarro descifra cada paso en unos versos donde no sobra ni falta palabra alguna. La musicalidad de los poemas es arrolladora, rica en matices y referencias mitológicas entrelazadas en un pensamiento continuo que invita a la reflexión del auto sabotaje del siglo XXI.

La obra se construye como una guía de viaje espiritual y físico, conducida hacia una consagración representada en una escultura: un altorrelieve con figura masculina en la Vía Appia. Este símbolo de la verdad absoluta enfrenta la vida con la muerte, ofreciendo una forma humana de increíble belleza estática que resiste frente a los elementos. Este clímax conecta a la autora con el estandarte de María Zambrano, quien también halló inspiración en las mismos parajes, aunque en contextos distintos. Lo que en el ayer era un espacio de recogimiento del exilio para Zambrano, hoy contrasta con la modernidad y el bullicio turístico que lo circundan. 

Bajorrelieve Vía Appia 


El primer poema es clave para comprender la obra. Las voces que lo habitan representan el presente, el pasado y el futuro en tres partes. La última de ellas se convierte en un extenso poema que, con ciertas pausas sugeridas, refleja la sensación de celeridad que nos invade cuando presenciamos de cerca nuestro destino y celebramos aquello que realmente nos hace sentir vivos.  

Roma se erige, además, como metáfora. La ciudad ha creado su propio idioma: un lenguaje digno de una diosa en su pequeño coliseo, un léxico extraído de la robustez del mármol, de las vías y, sobre todo, del legado del pensamiento que transita de generación en generación.  

Por otro lado, la obra también traspasa los límites de lo evidente, explorando la periferia, en este ámbito, la soledad apabullante se convierte en una transgresión, una renuncia a la etapa en la que la inocencia carecía de voz.  

Imagen de Sara Martínez Navarro 

"Léxico romano" es un libro impecable, una invitación a adentrarse en un viaje poético y real, como si siguiéramos una bitácora de descubrimientos internos y de un homenaje póstumo a María Zambrano, escrito con elegancia y sapiencia.



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