Papel mojado
El corazón valenciano demuestra la alianza
de los antiguos habitantes del Mediterráneo.
Dame tu mano en este terraplén
de amasijos, concédeme la paz
del naufragio en un lodo lamento
de fraguas de asfalto, metal y vida.
Perdona el agravio de los que sobre el cadáver
bailan al son del referéndum
y traed agua y leche y luz
y calmad a estas glotises que exhaustas
conocen el tsunami-mar de gravilla:
la debilidad de la tierra cuando el fuego
se abre canal entre lo húmedo.
Sótanos anegados
en la oscuridad del cuerpo que flota
y la desesperanza del móvil fuera de cobertura.
Este pueblo valenciano,
que tiene el valor de los asedios,
que sabe de tronadas y consuelos agridulces,
empuja el hacha,
achica la calle,
cruza la riada para el ajeno que huye
de la insignificante fuerza humana
frente al cataclismo.
Cansancio y verdad.
Cansancio y verdad.
Cansancio y verdad.
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