Reencarnación

Qué razón tenías, Samaritano,

en tu encrucijada de insecto,

al escarnio del todopoderoso,

en un punto, que rueda hasta ser un ovillo.

La metamorfosis de tu eco,

de la culpa de los de siempre,

y tu colocación en el mundo.

Ciego en forma de escultura,

te has reencarnado en una industria turística,

en posavasos y marcapáginas,

chapas, manteles de papel 

y hasta en varias avenidas.

Tu tristeza siempre será joven 

en contrachapado y cartón pluma.

No creo que tú quisieras este inmoral destino

mientras ardían tus genes.

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