Juego de palabras y maldades

Era galante como la hiedra venenosa,

te agasajaba con obsequios de revista 

y con destreza te besaba la mano 

en plan principesco.

Tú alucinabas un rollo de cardos.

¡Qué digo!

Un manojo, un troquel y hasta un container

de alucinaciones.

Era maligno como un lunar en un costado,

porque no era más que la corrosión 

de un pegote en mi cerebro.

(Estoy cansada de tanta carcasa).

¡Qué digo!

Un chicle, un piojo y una grapa.

Malo, malo, malo

porque la naturaleza nos junta 

por mucho que la certeza 

se disfrace de paraguas.

Y en este calvario digital, 

soy mala, bueno soy malísima 

como el moho en el pan, 

la araña en la espalda,

el corazón burbuja.

La naturaleza tiene el porqué

de mezclar la tierra 

del mismo pozo o agujero.

"Dios los cría y ellos se juntan".




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