Si volviera...


Si volviera a nacer. Sería soplo.

Azúcar, boca y nube.

Sí, solicitaría un franqueo urgente

para que mi cuerpo fuese una misiva 

de paz, de amor, de mar.


No sé sostener, apenas, mis sueños.

Y voy rodando igual

que un guisante en una fábrica

de congelación.

Si volviera no partiría.

Y jamás hubiese pisado el destino

de hallarme en un lugar extraño.

Tocar a la puerta del corazón.

Después de la segadora.

De la sequía pertinaz.

Del tétanos.

De la parálisis del sollozo.

De aprender a respirar sin raíces

metida en un cuenco

con el agua clara en su superficie

pero en el fondo turbia de dolencias.

Mirando hacia el interior mental.

Con el alma que se ha quedado

sin dientes.

Como un amor postizo.


Si volviera a nacer.

Con menos muertes y una tortuga marina.

Sería aleta, ojo y buzo.

Sí, poeta.

Y volvería a errar y tener humedad

en la puerta que tocas del corazón.

Y que es cáscara, trigo y tristeza.


Lluïsa Lladó

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