Belrosquilla

Tengo una gominola
en mi frente. Parezco una diosa hindú
a merced de los pájaros.
Un topo burdeos.
Gota de vino.
Que exhala cada sorbo.
En este nuevo trance quisiera
que fuese durante el tiempo suficiente
para que fuese vista desde Malta.
Sí, esta masa de gelatina
tan compacta y elaborada 
con diversos trazos y tiralíneas.
Te preguntarás, qué hace un corazón expuesto.
Pues, la verdad, pasa muchas horas de frío
y no encuentra una chaqueta oportuna.
Ve demasiadas injusticias
en la posición estratégica,
exenta de la protección de las costillas.
Aunque la bondad implica
estos percances y anécdotas.
Vivir con una gominola
pegada a mi frente. Es una pasada.
Te conviertes en una artista de circo.
Y a veces alguna nube
se atreve a besarla.
Punto de rubí.
Caramelo injerto.
Tengo que aprender a cuidarla mejor
del narcisismo
y de los picos negros de los córvidos.
Dejar que respire.
Qué aprenda idiomas 
para sobrevivir y sea regaliz
en los días de las noches.
Soñar.
Y estar orgullosa de haber nacido
con el goloso don 
de la gratitud.


Comentarios

  1. ¡Cuida bien tu gominola! Muchos lo agradeceremos por mucho tiempo, al menos mientras te dure la generosidad de compartir tus escritos. Un abrazo.

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