Revelación
No entiendo de relojes
ni la diferencia de un auto
complacencia de lo material
frente al desuso del alma.
Yo valgo lo que casa sol levanto
en cortinas de horizonte
y un camino de rayas hacia la fábrica.
Tuve un amor ovarios.
Quién sabe el cómputo
y la efervescente empuñadura
que hizo un agujero
en mis bisagras.
Tanto actor y defecto.
Empresa compresa.
Bilateral arrecife donde el cliente
no sabía muy bien quién era.
Eduardo "Manostijeras" era manco
y otro de descalabro se montó su propia
ferretería.
No necesito una píldora
para inventarme una vida.
Ni cigarrillos en bares de copas hologramas.
Tuve un amor ovarios.
Un amor que de tanta rosa
sólo era una espina de madera
con el corazón de asfalto.
Es tan fácil quererme
como odiarme. Pues, con un verso
puedo taladrar costillas y esternón.
Tengo amor ovarios.
Y me sirve de tickets de compra.
Sin reloj ni coche eléctrico.
Mis manos y mi sonrisa
para seguir creyendo en la bondad
y desjarretar a la impostura.
Lluïsa Lladó.
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