Tigre tristeza
Te has detenido alguna vez,
delante de la vía.
Sin saber exactamente
la hora del cruce ferroviario.
Sin conocer el futuro
de las esferas
y lloras desconsolada
por el ritmo frenético de los aleteos.
Estoy un poco cansada de la rodilla derecha.
De la gente que no te toma en serio
y te trata como un muñeco de serie.
De la ignominia de los alcatraces
que picotean depredadores los huevos
de los nidos de otros pájaros.
De la soberbia de quién robó la corona
y ahora pisa las hormigas
que conducen al camino.
De los coches que son hijos de vándalos.
De la niebla
que nubla de lágrimas estos ojos
de anaconda.
De esta tristeza
qué como un mueble de Ikea
es desmontable y pérdida de la llave.
De tu boca que no me besa.
De tus pocas ganas de todo.
De los hilos sueltos
de camisas sin botón.
De la superficialidad.
De de de.
Y de dormir como un tronco
después de que el río Mississippi
haya devastado los puentes.
Un carrito de niño.
Y mi corazón.
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