El mudito de Blancanieves.

Un poeta no debe callar jamás,
no debe, ni bajo el agua,
aunque sea un narcisista y precise
una escafandra. Un poeta improductivo
no es un poeta, porque es obligado el ejercicio
hasta para el atleta, para que sus músculos formen frases en la ciudad
de las ratas.

El agricultor
sabe de la humildad y cuando recoge las hortalizas
no priva de su alimento ni a los gusanos
ni a la boca de los niños. Por qué privar de la lectura,
por qué amputar la palabra en medio de la lengua.
Que sus hormigas no circulen
en el cristalino de los bizcos, de los tuertos, de los miopes.

Un poeta debe enseñar sus heces al mundo.
No guardar los manuscritos.
Como si fueran joyas dentro de un cofre, con la pose
de una estatua de barrio periférico, con litigios
astrofísicos y existencialistas
de que no le lee nadie,
y quién lo hace no le interesa.

Poeta, maldito poeta,
haga el favor de hacer un clavo al mundo,
hable y escriba:
su pus, su ambrosía, su esperma, su influjo vaginal;
taladre la hoja,
escupa a la pantalla.

No se regocije en su incomprensión de ego,
y enseñe sus pezones a la jauría.

Joder, deje de joder.

Esta sociedad de mierda le necesita.

Comentarios

Entradas populares