La lista de la compra.

Acaso peinaba este pelo chico para otras manos,
maestro inconfeso
en dalias dormidas
bajo tejados de murciélagos.

Un menester de libro
memorizando entre las palmas
la pelvis
en vocales abiertas,
de corriente de carritos prensados
en fila,
y el verde hierba con el color otoño por las fumigaciones.

Me embalsamo en botella,
y ninfa de gata 
he sido 
por la continuidad de la glorieta
que igual que un llavero
fue virando hasta perder
el ojo de la cerradura.

Desembarco
por los acontecimientos de civiles guerras
de un trato que llegó al carril.

Y en vagón,
lleno de carbono,
de papeles,
de dientes de ajos.

Por fin, noto libre me de usted por los días que no vendrán.

Ni en viernes.
Ni nunca.



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