El duelo
I
Me lo advirtieron y no hice caso,
del desprendimiento de la rutina
que él descarnaba al hilo músculo
del corazón deshuesado.
Me lo advirtieron.
Y aún así
sujeté sus dedos
con mis palabras empuñando
de ópera igual que la libélula.
Muriendo por el desdén
calle abajo
recordé el aviso.
Pero, los barcos ya no auxiliaron de sus mandíbulas.
Con antorchas erigían el camino
mientras los escualos repartían el botín
de mi pena.
II
De él
sus manos de ángel.
De él
su cuerpo de demonio.
III
-No ve la trompa, las orejas, los colmillos, su volumen.
Mas perpleja observo sólo un objecto.
Esta matemática
del camino largo o el atajo,
de la imagen y su contorno,
de la oración y su autopsia,
hacer el amor o follar, no, no procede de la misma etimología.
No, no es lo mismo,
amor que amistad,
elefante y sombrero.
Me lo advirtieron y no hice caso,
del desprendimiento de la rutina
que él descarnaba al hilo músculo
del corazón deshuesado.
Me lo advirtieron.
Y aún así
sujeté sus dedos
con mis palabras empuñando
de ópera igual que la libélula.
Muriendo por el desdén
calle abajo
recordé el aviso.
Pero, los barcos ya no auxiliaron de sus mandíbulas.
Con antorchas erigían el camino
mientras los escualos repartían el botín
de mi pena.
II
De él
sus manos de ángel.
De él
su cuerpo de demonio.
III
-No ve la trompa, las orejas, los colmillos, su volumen.
Mas perpleja observo sólo un objecto.
Esta matemática
del camino largo o el atajo,
de la imagen y su contorno,
de la oración y su autopsia,
hacer el amor o follar, no, no procede de la misma etimología.
No, no es lo mismo,
amor que amistad,
elefante y sombrero.
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