Imaginarium
Imagina por un momento
que las pirámides están invertidas,
cuyas cúspides clavadas en arena
dejan a la vista
todos sus pasadizos
y recámaras.
Imagina por un momento
ser sincero contigo mismo
y desnudarte de tu armadura.
II
Imaginar cantos gregorianos,
las campanadas que entran golondrina
por las ventanas.
Que repiquen los cuartos,
imagina un mundo sin relojes
que contara el tiempo
en que tú me quisieras
y no llegase jamás la hora en punto.
III
La certeza de no temer
a ser nosotros mismos,
a ser agua y que la heridas fuesen broches
que adornasen el vestido incógnito
de la sinceridad.
Sin rodeos.
Como un ombligo
que adorna el abdomen
de mi incertidumbre.
IV
Jugar con la ventaja de saber la recepción
de mis granizadas fonéticas,
el destino lunar de una astronauta
que viste de Zara
todos los días del año
y busca el cráter
de una respuesta
para mil emisarios.
V
Si tú me amaras
dejaría la vanidad en el ropero,
me bajaría de los tacones
para andar descalza sobre tus palmas
y que al amparo titánico de tu sombra
fuese cuervo,
fuese duende,
fuese todo.
Imagino
y
no puedo evitar ser imaginado
poema.
Si yo me amara lo suficiente
para ser dichosa de tu contienda.
Sin mayor riqueza
que el silencio.
Perdonarías al ciego por no ver,
te mofarías del mudo por no hablar,
al lisiado por no correr tras las olas.
Pues, no te burles de lo que no tiene antídoto:
mis sentimientos
de extraviado cuerpo cadáver
que aún respira en la matriz de Keops.
Imagina.
Y serás arena-dueño del viento.
que las pirámides están invertidas,
cuyas cúspides clavadas en arena
dejan a la vista
todos sus pasadizos
y recámaras.
Imagina por un momento
ser sincero contigo mismo
y desnudarte de tu armadura.
II
Imaginar cantos gregorianos,
las campanadas que entran golondrina
por las ventanas.
Que repiquen los cuartos,
imagina un mundo sin relojes
que contara el tiempo
en que tú me quisieras
y no llegase jamás la hora en punto.
III
La certeza de no temer
a ser nosotros mismos,
a ser agua y que la heridas fuesen broches
que adornasen el vestido incógnito
de la sinceridad.
Sin rodeos.
Como un ombligo
que adorna el abdomen
de mi incertidumbre.
IV
Jugar con la ventaja de saber la recepción
de mis granizadas fonéticas,
el destino lunar de una astronauta
que viste de Zara
todos los días del año
y busca el cráter
de una respuesta
para mil emisarios.
V
Si tú me amaras
dejaría la vanidad en el ropero,
me bajaría de los tacones
para andar descalza sobre tus palmas
y que al amparo titánico de tu sombra
fuese cuervo,
fuese duende,
fuese todo.
Imagino
y
no puedo evitar ser imaginado
poema.
Si yo me amara lo suficiente
para ser dichosa de tu contienda.
Sin mayor riqueza
que el silencio.
Perdonarías al ciego por no ver,
te mofarías del mudo por no hablar,
al lisiado por no correr tras las olas.
Pues, no te burles de lo que no tiene antídoto:
mis sentimientos
de extraviado cuerpo cadáver
que aún respira en la matriz de Keops.
Imagina.
Y serás arena-dueño del viento.
http://www.abc.es/cultura/libros/20140531/abci-neil-gaiman-entrevista-201405302146.html
ResponderEliminarAquí dice Neil Gaiman que todo lo que vemos es fruto de nuestra imaginación.
Más o menos está de acuerdo con la voz de tu poema.
Buenos días gracias por la información. La veré, seguro que será interesante.
ResponderEliminarprecioso Lluisa
ResponderEliminarGracias Dolors. Un beset illenca.
ResponderEliminarNi imaginarlo puedo...
ResponderEliminarAbrazos, siempre