Un cometa verde


Un cometa verde ha sobrevolado la terraza.

Yo tenía el plan de observar su ruta 

pero mi somnolencia apagó la luz antes de la hora.

Tal vez los bronquios se quiebran a destiempo

y las constelaciones se cobijan 

en un cansancio de patas de armario.

Te has convertido en un mueble doméstico, 

una silla plegable que observa la escalera 

incapaz de mudar la bombilla de su cofre.

Dijeron que fue un trazo abriendo la mecha 

de lo que fue y no volverá 

a cruzar la galaxia.

Un beso amaestrado en manos de los telescopios

y el deseo fugaz del que durante un segundo 

fue amado en su benevolencia.

Rayón de cola de gas de oleajes.

El abrazo de tu cuerpo a mi abrigo.

Desconsuelo de una añoranza médica.

Labranza interestelar de las palabras 

más hermosas de la tierra:

Te quiero, te amo, te ayudo, te cuido...cada una con su plumaje encendido atravesando la córnea.

Para acabar desintegrados a la vera de un sol.

Que quema hasta dejarte el corazón

en un poso de cenizas.

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