Furió

 

Cada mañana amanezco
con trozos de la noche pegados aún
en mi garganta.
Vocablos de saliva y abecedario
que escalan
rebotando en las manos con jabón
para asear como una gata
la hacienda del rostro.
Cuesta levantarse tan temprano
con la lluvia de café,
y emprender el vuelo
en un autocar que he bautizado
como "La diligencia", camino a Onda,
una furia de llantas estrellas
que nos permite
soñar con los viajes largos,
hablar a través de los micrófonos
y saludar con los retales vespertinos
a todos los que buscan
un sueño para ser personas.
Gente de uña quebradiza
que hace del trabajo un modo
de vivir.

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