Medallones de merluza
He agitado con fuerza los árboles
para comprobar la resistencia de sus manos.
Cayeron frutos con el tono de la arcilla
y hojas con la debilidad de las falsas promesas.
Es interesante la canción que acompaña
al salto de cada uno de ellos;
silenciosa pluma de anorak,
mota sobre la consola del videojuego.
Una a una, van lanzando su estela
y conviven con el hueco
que le ha permitido cada casa de persona.
Una se siente, así, con el resurgimiento de la tierra
en melodías cavas con aquellos lances
donde todo era amor.
Barrer los campos del expolio
y sostener los ladrillos del derrumbre cruel
del que deja de amar.
Poco a poco, con la antítesis
de la flor.
Los anuncios de teleseries
que nada tienen que ver con la película
y campañas comerciales que desprenden sus tejidos
de las copas. Abrumadora faceta
de los pescados congelados.
Baladas de incienso.
Comprimido y entre paréntesis.
Hacia el suelo.
Hacia el arcén.
Hacia el contenedor.
Mientras tú ya has cambiado de acera.
Comentarios
Publicar un comentario