Campus

Hombres , vinos de sol, agitan con palos de metal a los algarrobos.
Los frutos caen plácidos
a la tierra. 
Observo. 
Cruzo la vía, con la fatiga de este sopor. 
Y las ráfagas entre las copas
generan un extraño aullido. 
Esta imaginería
calma como un brebaje de tila
y el ojo humano, alivia su núcleo. 
Parecen modelos con trajes disminuidos
farfullando la metereología
de los próximos siete amaneceres. 
Y me pierdo en la maleza
para no tropezar con la grava. 

Se llenan los sacos para las procesadoras. 
Las encinas verdes, mantos para la cigarra que oxida el ambiente. 
Mediterráneo
sin beber cerveza. 



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