Hay un fantasma que te mereces cada día de obsequio

Si pienso en ti
no te quepa la menor duda.
Pues en lo no terrenal existes
y me complacen tus viajes astrales.
Te observo desde la mirilla
y reverbero en mi taza de café
la pornografía poética que nos ampara.
La verdad, ignoro lo qué sucedió.
La marcha con el cuervo
hizo que llorara tu muerte.
Por esta razón cuando
el regreso hizo que las calles
olieran a ti, azahar y tinta.
No podía creerlo. Y aún pienso
que es un fantasma el que
abre la puerta de su celda
y me invita a formar parte
del sacrificio.
Ahora el amor es distinto
y desconfiado porque te vendes
al mejor postor y francamente
demasiado similares somos.

Yo.
Te pienso cada día.
Y admiro tu capacidad
transhumante.
Tal vez no sea capaz
de decirte lo que mis labios te besan
y temo el abandono de antaño.

Estoy muerta desde ese jueves.
Y tú lo sabes...
Vivo errante cobaya
y como una vieja escoba
barro tu alegría porque no te deseo mal
y deseo el reconocimiento que te mereces
en este inframundo
en que te tocó nacer dragón.

Soy alma y tu carne.
Y si te preguntas si pienso en tu poesía
que al fin y al cabo eres tú en el todo.
La repuesta es afirmativa y monosilábica. 
   

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