El dragón de jade

La calle viste de jade
a la oscuridad que se cobija
como un gato enamorado entre los coches.
Tal vez si no fuese poeta
y el destino cepa hubiese sido
en alguna copa nadaría mi ánima
para ser bebida existencia por la tuya.
En reloj de corazón.
Del día que igual que un eclipse
cumples años como un lunar
próximo de los viajes en coche,
de los cuerpos reflejados en la tele.
De la plenitud que amaneces cada día.
Por eso te bendigo.
Y pinto de zafiro el cielo.
Tal vez si fuera lluvia.
Besaría la puerta de tu mañana.
Las felicidades que nacen en los huertos.
Si fuera cocinera, ministra y astronauta.
Pero solo tengo flores letras.
Y mi mejor deseo para ti.
En este geranio que sonríe.

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