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Mostrando entradas de mayo, 2016

La odalisca rebelde de las luces y las sombras.

¿Cuál es la medida cuántica que se precisa en la guía al olvido? Olvidar amando duele tanto que se enredan las mejillas en el tono pavo real cuando la saturación del oxígeno anda sin sombrero lejos del 100% y hasta la media luna de los dedos aparece en noche lilácea. Olvidar amando, es tan duro compañero, que siento como el fémur se convierte en tronco y pasa a paso la hoja dentro de los bronquios de lo que ahora florece en mí y nunca había experimentado. Descubriendo que  no podemos forzar las cosas y la gran razón que se posaba como un lastre sobre nuestras cabezas. Amar olvidando, con la tipografía de los besos de la felicidad en costados y juntas, en las paredes, en el metro, en las pantallas y los unicornios. Amar olvidando duele igual que morir con la subida a un triángulo que acontece en su vértice del amor basado en la locura y la paz, el estrecho lazo que nos convierte en sedimento y en poso de lo que siempre odiamos. Amar y olvidar se t...

El Blog de Xavivi | Javier García Martínez: ENTREVISTA: LLUÏSA LLADÓ (POETA)

El Blog de Xavivi | Javier García Martínez: ENTREVISTA: LLUÏSA LLADÓ (POETA) : Me gusta la poesía, aunque no soy un entendido. Disfruto desnudando sus versos, para encontrar el primer y segundo sentido que la mayor...

Sucedáneo de canción para guitarra.

Ya no volverán ni oscuras ni claras en tinte de fábrica. Y la verdad parece que con el broncoespasmo una agradece hasta la luna y esas memeces que no precisan del aire. Atravesada flecha que corroe  en el caracol del valle en el pino que llueve en la procesionaria que lo coloniza en la materia rara en estanques con sapos en el cohete dentro de un lavavajillas que lamenta lo que ahora diagnostica por incompatibilidad de pasta (económica) porque no la tengo, por ello la naranja en macedonia no es un viaje. Soy un nómada. Si no viajo me muero. Pasta de pisto, masilla en la huerta con desagüe en los paraguas cerrados que esperan lluvia en peces que viven aferrados a su pared con musgo en lo mar y en lo insoluble como una mota que cae dentro de un vaso de leche y nos recuerda que aguantemos un poco más esta carga que hasta los robles se quiebran para ser cama.

Asma.

Tarde dominical de pasillos estrechos con la respiración en pausa programada arritmia del abuso de vasodilatadores y l a p e n a. Recuerdo con la pasividad de manos de lodo los intangibles fotogramos de aquellas horas felices dónde irán a recaudo de cajas y luego, con un clavel, al silencio. Añoro la terribilidad los andenes de la casa la voz recogida de la amistad-hermana con frutas de Italia en el momento de manteles con dicha, y vino espumoso haciendo gala de la hospitalidad al náufrago. Se hacen duras las tardes Moira, cuando mis viejos fantasmas cosen latas a mi sombra y voy haciendo ruido, fatiga bronquial, por los marcos y las cerraduras de lo que no me permiten dialograr y por ello, aprieta tanto la tráquea. Que hay días que la muerte. Amiga mía. Parece hasta un buen plan de fin de semana.

Ya no hay rastro.

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Cómo no ser cauce de otro río si sus ramas eras puñales a destiempo en la reyerta del Báltico en su esencia. Porque quizás no se imploraba en demasía la locuaz amigabilidad hecha con el collage de las mentiras. No es amor la sencillez demacrada de la gota sobre el poro, de las aves disecadas mirando su pupila al cielo, si el amor no traducido en compromiso no es más que nube, nube de mayo en un año que caerá roído con las hojas de los fauces. Le he amado hasta topar mil veces contra un muro, un amor incondicional del hermano de alumna desprovista negada a la inmensidad de la calle, de las esquinas meadas, de la gente que no importa lo que cavile, pero, usted se avergonzaba en exceso, exceso de males de baño, de pellejos en el contorno de nuestras uñas, como padrastros de lo que fuimos. A veces le amo, cuando acaricio la encimera con el tacto de bayeta. A veces le odio por la presión asmática que rueda y aprisiona la conversación que nunca tuvimos a la cara me lo va de...

El ven-edicto de Venecia.

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Esta melaza que recorre mi paladar de las ganas impetuosas de salir atolondrada por las calles de farolas que a la luz no existen; y declamar al vino, a las rosas, a la intemperie de sembrados de muelas, la sentencia de su nombre a las golondrinas, a las bases militares de todos los antros urbanos. Y correr desnuda por la playa como una niña deseosa de pisar la arena y sumergir su cuerpo entre el cultivo de atunes y cetáceos. Correr desnuda de su mano, como niños hambrientos de vida. Tender su nombre en la puerta de la casa que ya es suya, compañero, de ojo de buey y pequeños submarinos que flotan con canciones de gaviotas y el jazz colándose dentro, dentro, muy adentro. Gritar placer en italiano.

Ver Güen Za

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El desmoronamiento inevitable en aria con los ojos por la droga de un falso bienestar europa no es nombre propio en fosa  de los que creen que es suya y no es más que del universo absoluto. Devorada por los cepos que niegan el exilio en gases que cierran los bronquios, a cambio de más morfina en web, en red, en alineación de almas,  más al menos de tumbos corren, y nosotros no los vemos, corren, bajo la mirada estricta del exterminio del que no sabe compartir el pan y de ignorar de que la tierra no nos pertenece. Pero, ahora, hay seres que corren, que corren para salvar su vida y todo resulta angustioso como se usa a la humanidad para formar los moldes del mercado. Cuando si esto no cede, corre sin parar hasta el ahogo. " Saturno devorando a sus hijos ", de Rubens. 1636.

Luvia sin ele.

La amada lluvia nos libera en su recurso musical aporreando puertas, calles y caras y trenes de éxtasis. Sustento de cena rápida, le hemos designado el poder meteorológico de la resurrección metida en cuenco-textos, bajoplato-relatos y  de maceta-poemas. La incondicional que inunda, que moja, que empapa, que limpia, que purifica, que asea, que lava las conciencias cuando en un apuro no sabemos muy bien el camino. Grata agua de colmillos que desprende el cielo. Sed de boca desdentada en ríos abiertos por diques. Lluvia regadora, imitada por duchas, delfinarios y oasis del cloro, lluvia, lluvia de estrellas, de piedras, de coces. En toda la regla que su presencia engalana el verso y cae, cae, cae a cambio de nada. Como su olor lluvia y sin embargo es tierra mojada.

El cuento de Jerry Ton Ton y Little Loise Line. El desencuentro entre el mar y la montaña.

La mocosa Little Loise Line cada jornada subía una montaña con la misión inevitable de que desde su cima el desaparecido y acérrimo Jerry Ton Ton escuchara el eco que emitía su boca. Gritaba tan alto  que las hojas de los árboles t e m b l a b a n y las olas cambiaban de dirección mar a dentro: - Jerry, me oyes, me oyes, oyes, yes. Jerryyyyy. Jerry, Jerry Ton ton, Tonto n Tonto n. Sal, al, l, de la madriguera y escucha mi ver ver si si si ón. Madri, madri, guerra. Exhausta hasta que su voz quebrada  se perdía con la misma intensidad de la noche en verano. Pero, el eco, es astuto y viaja por todo el mundo  a través de los aviones, de los susurros de las moscas, de los besos de los niños  llegando en un hilo de alambre hasta el tímpano del mago excéntrico de Jerry Ton Ton, que había decidido retirar la palabra a la única persona que creyó en él desde el principio: -¡ Jerry eres un mago, haces que las palabras cobren vida! Que desinteresada lo cui...

Sin título.

Enrollada a tu cintura voy abriendo puertas, puertas gigantes al amparo de tu  corpulencia, en frecuencia modulada de tatuajes que se adhieren a mi playa para descansar ambos en nudo marino. De tu corazón se escuchan coplas y películas, con viejas canciones de amor que entonan la respiración más recóndita en mi mano, de pez de arena, que anida sobre la tuya en triplicada base. Dime que sientes lo mismo, que la selva se vuelve paraíso al cerrar los ojos, que tu fornido cruzas campos desnudos cada vez que el abrazo es uno. Dime que sientes este remolino adentro en las entrañas, que ruge hacia la libertad más encadenada. Di si es cierto que mi sexo acontece a tu sexo como las primeras palabras de un niño. Y las flores esqueletos bajo la lluvia de los fluidos aguardando que la polilla halle su luna, cuando me pierdo en el interior de tu epidermis. Que el beso revivido en hiedra que viaja en este poema de destino. Di que sientes las estrellas frigoríficas co...

La sirena convertida en susurro.

He de confesarle "un secreto" compañero que usted ya sabe porque es de ley con ciencia de que en mí, convive un mar  y un viento de Tramuntana  que exaltados conjugan ciclones. El carácter de ver los elementos y hacer trizas más bien el todo que la nada en esta franqueza de discos de vinilo dando vueltas como el mundo de amores que circulan dentro de la musicalidad. En que ha dado el color de nuevo a la sangre, la sangre que ha tomado el color de la sangre,  y el logro de que mis puños cerrados se abrieran en colinas con la lentitud de la caricia. Susurrar que ya no tengo miedo de la avestruz ni de la cuerda y que una vez flanqueado el arrecife me subo a su barco lleve donde nos lleve lleve donde nos lleve lleve donde nos lleve de ojo a ojo de cuerpo a cuerpo de mano a mano de nado a todo de toda a nada lleve donde nos lleve en esta travesía sin relojes.

El rayo llora.

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Existió la palabra de que nunca le abandonaría, compadre, pero, como resistir si el día era la noche de un tejado, con la mordedura de los ratones en las falanges. Bajo el umbral sin peces y al amparo de las pedradas decidí, supongo que para usted como una víbora de mantequilla , arrastrar las sobras hasta el agujero de salida. Para qué esperar si la lluvia está en otro vaso. Para qué apurar el hilo si la tela ha ardido toda en desdicha. Páramo de lo que fue usted, tronco fulminado por el rayo de voces que quedarán colgadas de las ventanas sin cortinas. Parabólica del abandono. Triste canción de muerto. Ciudades que aguardan nuestros ojos. Nuestra cruel enfermedad de amantes. Campos Elíseos con la huella del regreso borrada igual que la promesa hecha de huesos rotos de que nunca le abandonaría. Rama de almendro en flor, 1890 Vicent Van Gogh

La fuente sin agua.

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Traspasó la casa por los omoplatos con el ruido abriendo cerros de este cuerpo adormecido por la anestesia de la luz. Y creo, con franqueza, que con su llegada la mandíbula ha amanecido. con los dedos del poema que la amputación mermará en álgebra de pretender asir las cosas, los peces, las bruces; con toda medición para saber cuánto pesa el alma y si los recuerdos no son más que vidas paralelas. Este ferrocarril que en catarsis se antoja humano, húmedo, de amor hecho a dosis de verde y una pizca de sal de frutas. Que envuelve. Que despoja. Que atrinchera. Del bosquejo anudada con el lobo del principio afín mamífero a nado, y hiedran las paredes de botones de lino con la obligación de abrochar cada una de las desataduras del ayer. Quisiera un consenso en el brío de la fuente, pero, amores de salpicadura lastiman y caen por diferentes lados de lo que hoy parece y hace un segundo fue la panorámica de la velocidad.         ...

El cuco sobre el tejado verde.

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Voraz la vida del ánade que calza zapatos para ayudar  a las tareas  domésticas  del olvido. La tormenta ha arreciado y el trueno, no fue más que eso, una cascada nuez que rompió la nube. Sé que al otro lado la esperanza se refugia  sobre un sofá y libros imperfectos. Sé que ella me aguarda como yo le escribo,  poemas de tranvías  que viajarán a través de los ojos. Tengo el pétalo sembrado y pequeñas rimas de amor que gestan entre los juncos. Que esta primavera distingue el sonido del jilguero, y que mis manos abiertas compiten con cántaros que oyen cerca de la gente la obediencia a la ley de los olmos, para correr entre tus brazos, compañero, y hacer pañuelos de nuestro pasado, boca a boca, jarro a jarro, una noria  que recibe y entrega, una espera  dichosa notando como la impaciencia del deseo que me resucita.                    Los amantes. René Magritte.

Caballo de Troya.

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I Qué uno sea excepcional poeta no significa que sea buena persona, eso, por desgracia lo he visto a través de los lentes de Quevedo. Siempre he sido una sentimental en potencia fracción de que perdono en exceso y la necesidad aplica varemos muy bajos. Por eso se descongela la carne, se escapan los pájaros de las jaulas y hasta parece lluvia el codo de una tubería de aguas turbias. Demasiado positivismo, creer, que la amistad no es un plato que se sirve en restaurante de tres estrellas. Porque el amor se convirtió en calderilla y la última moneda concibió la espera dentro de una cabina de calle. Porque uno cuando viaja demasiado percibe un Yeti que guarece dentro del alma en los sótanos. Un Yeti muerto de frío que pierde el amor. y se estanca. III Mi compañero y yo, no hacemos planes pero sabemos planear sobre las montañas como aviones de periódico. Yo ya no estoy dispuesta a la cólera, quiero caer en laguna, sin miedo a equivocarme y que mis letra...

Tentáculo de los radios.

I Cruzando el corredor número ocho con la fragancia del detergente y de puntillas con la resilencia de un estante casi vuelco, casi vuelvo. Tan fácil que he bañado otros diques, tan difícil de contar sin dedos ni memoria. ¿Puede existir amor en el verdugo? Con su tacto dulce acariciando la nuca de su guadaña convertido en mutantes ortopédicos en su analogía sexual, por delante o por detrás. ¿Cual es la salida? II Amor, antítesis de cestas de la compra alineadas en el atardecer de este refresco sin gas con las manos convertidas en ancas, y la espera de un faro sin bombilla metido en un guiño. III Qué me odias, por todos es sabido y en la patética forma que los cuerpos celestes se repelen igual se atraen (la ley de Duck) en la gravedad de todos los muertos con más vida que un pelo de castor en tu molino. No te quiero abrumar con el florín lingüista diestra innata que avasalla hasta el estoque. Basta, vasto, de guerra. ¿En qué nos hemos converti...

Viernes esTREmeCE.

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"la retina tiene alrededor de cinco millones de conos receptores que son responsables de la visión a color" En la algarabía de las túnicas, con la tizna del  primate, constelación   de gente-viernes; y la luna llena, vacía antes de que la luz se largara de copas, en la trayectoria de un impacto. Una figura poética. Tus ojos. Tus ojos. Mis ojos. Los ojos. Mil ojos. De los arcanos, de la relatividad de Einstein, del oráculo de Delfos. La cámara disparada, retrato de La Gioconda en fogueo continuo. Flash-pólvora y el atentado de una plaza que destruyó cada uno de los edificios con la retina. Tus ojos y mis ojos, espejo, intercambio, entrar en el submundo. El francotirador lanza un misil que acaba de destruir un poblado en Siria atravesando mi cerebro con colores no inventados, cuellos de cisnes rotos. Tus ojos. Pálida piel de ocas   muertas a mi alrededor. Pobre rostro encharcado de Ofelia de saldo henchida por el agua-ocelote de difunta con ...

Mitología para comer aparte.

I En la conformidad de la vida cada uno de mis amantes han sido una flor nacida entre el raíl de la colgadura. II Cortada para ser machacada en el mortero. Entre vísceras de pétalos para engendrar el molde. El poema, después de la mezcolanza. Tres gotas de aceite, dos gotas de trementina y una de disolvente. 50 minutos de cocción. Y está listo. !Bon appetit¡

Antes de llover siempre se revela.

I Una carta de poker con siete corazones en medio de la acera. ¿La pisoteo o la recojo? II La mosca en el tapón de corcho, ella soberana mora, piensa que en su planeta las hendiduras son valles. Pobre enamorada de si misma. Despliega el ala al amparo del buen árbol que la cobija, como mandan las santas escrituras. En azul trama y botón negro por vista. La mosca que cree que ha coronado el mundo. Y no es más que una voladora mancha encima de una botella de vino. La mosca luna, novilunio mosca. ¿Logrará salir del espejo? De su fotografía.

Cartucho certificado.

Las tres de la  madrugada y en algún lugar del mundo, llueve. 2954 palabras y 19548 caracteres en musculatura,  unas con otras  como migas de harina con agua en la línea cuestionando su pasaje. Si todas fuesen en conjunto, unas tras otras, capaces de desbordar el contenido. Una lanza, un catalejo, un medidor con el espacio suficiente para llegar a la estratosfera y taponar el ozono. Pensando en ellas y en su repercusión una en vez  como miembras de una secta acopiando que en este silencio de monitor van adquiriendo, ojos, cara, forma e hidalgan más allá de lo tangible. Letra boreal, Látigo cervical del sustantivo. Largura de trenza. Sois un mundo dentro de otro mundo igual que esta hora impar con el presentimiento de que llueve en Brighton y las plazas se llenan de caracoles incapaces de escribir poesía pero que hacen de un solo paso  una estación de primavera. Quisiera que este compendio de motes lacrimógenos no...

Carta desde el faro de Villaexcusas.

No le amo, nunca le he amado, dificultosa tarea para la hipermetropía. Acabo de resbalar de carcajada en un síntoma inequívoco de san Juan Bautista Grenouille de mártir inconfeso, salvador de ruedas de coche, inventor de parásitos y otras liendres usadas como en los primates como regocijo de tardes donde la hazaña de mayor envergadura fue hecerse el muerto. Qué malo es haber traído el geranio, la alegría, la gota de golondrina, un poco de sal a tanta soez  existencial de Horacio. ¿Amistad entre trozos de carne? Supongo que no interesa, cuando hay lindos tiburones rondando su ego de astronauta. Y en mi cohete volador entra y sale quien lleva el heraldo del respeto, no es necesario un carné del partido comunista cuando en el menester del rondeo siempre usa el mismo diálogo. Que ganas de perder la fuerza hablando de que no había futuro, se lo dije el primer día de la emboscada, somos hermanos Nietzsche nuestro yacer incestuoso nos va a traer problemas. ...

El hombre de las ventanas azules.

Con el mar en cama y con el oleaje de páginas de anime vamos filosofando de la vida, con el clasismo de que Perrault para mí será la preferencia más absoluta. Subsana la manía de llamarme "niña" cuando la diferencia de edad me incomoda hacia la escalinata en mi contra con tu silueta de poema de Popelka que arropa la curvatura de  mi signo interrogatorio versando las desnudeces en la cresta. Me gusta el traje chaqueta de pana, las gafas ocultas y tu capacidad, narrativa que junto a mi caldea de poema han creado ritmos de prosa, aún sabiendo que no distingo el rock del sur o del norte. Eres el hombre devora novelas con gustos estrafalarios y no sé que cavilar, si serás broche o paraguas, vivamos, pues, este martes con la prolongación de una ida y no preguntes a que sistema correspondo en la mundología de los insectos deja que piense que soy un mariposa deja que el verde florezca en muguete deja que me acerque lentamente como una gata que fue escanio ...

Desajustes de paralelos del corazón.

Dedicado a las personas que arriesgan su vida por el bien al prójimo. En Chiapas, las mujeres quebran su figura con el tornero del árbol pagando con un refresco  a la partera que amasa el vientre con caricias de alondra. ¿Cuántos kilómetros hasta el bebedor de agua? Un aparato para medir el satélite-barriga y una frazada con el dolor de la tierra en la abertura del camino mexicano son el mayor tesoro. Creo que el amor dialoga en ese extraño lenguaje de la sangre hervida en cuenco del niño venido a un mundo de pequeño hematoma frente a la electricidad de su futuro. En Chiapas,  he visto a una niña de cuerpo de lana en prenda entre los brazos de la corteza. pero, aquí corremos relojes zumbando moscas en círculos cromáticos, de analgésico evitando mirar las heridas, no sabemos nacer el día y lo que para unos es en otros resplandece. Como un pulpo en una piscina los hombres en país desconocido pernoctan dentro de ...

La penuria de Edison.

La tarde en su medianía  y un apagón ralentiza la costumbre en la Avenida Valencia. Las señoras con moños de plástico  en balcones   con la ristra de bocas y ojos  que en una Babel Sunset mendigan la razón que ha acontecido a la avería eléctrica. De hormigas con las pupilas. di mi nu tas. Con el único punto de luz de un Mercadona con clientes comprando cerillas; todos tragaluces en audio de la penumbra de habitaciones con ejercicio polígono en cemento, una mata de pincelada grisácea. Grava fotografía en este sábado de Mayo  con los generadores  y la incertidumbre humana. De ser observados por las luciérnagas que creen que son seres terrestres contra los cristales del consumo. A mayor oscuridad la necesidad aumenta. Pobres candelas con el gobierno de  la luz de una bombilla.

El mundo de miga pan comido por las palomas.

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aparece mojado por la lluvia en la puerta de la casa de mi poema asomando el hocico el halo y le miro bizca entre los renglones va meticuloso abriendo el órgano espía a través  de la veneciana del verso seré franca en mi parcela inconquistable pues usted sabe que es mi mundo y que no es más que un espejismo enamorado de otro espejismo mejor quédese con la mujer que bosteza con el pelo alborotado de legañas y arruga de almohada que respira  quédese con ella la que no conversa de muerte y respira abrazada a su pecho así sencilla y común, como esta última frase.

Pedra de llentia que viu diferent a la muntanya d´un petit món negre.

Era de petita una llentia dins un plat de terra. ¿Qué dic ara? Una pedra ficada en un paquet de llenties. De nina, al carrer amb la pluja-rialla de les altres que portaven tacons i els ulls pintats de rosella em convertia en fulla de vent trencaclosques. Fugint per les cantonades com una fura que no entenia la seva distinció a lluny de tot a prop de Llull. Poeta, poeta, poeta de trunyelles, feta de corda. Aturará la ventolada? La pepa envellida i les magranes porten la sang de les nits de les dents corcades. Poeta de merda treu l´ala i pensa amb les arrels de les teves senalles.

Forajidos. Hau.

I Llaneros solitarios formaban grupo en impar. II Nunca cuadraban las cuentas en la álgebra de amores odiados de amores adheridos en la caravana rumbo a Colorado fin. Uno de nosotros murió, era el cuatrero más bello de la comarca. Un piel roja de manos de manteca que sabía que el don se arrimaba a las alimañas de noches en insomnio frente a historial de espíritus y cortezas de árbol es-fumadas. III ¿Tory se acuerda? El aroma de la manta pólvora en ranchos de estrellas cambié la rueda a su carromato y con los tragos más dulces fuimos los hombres más felices bajo la tez  de vaquero a vaquero, de macho a macho, de poeta a poeta. Y en la cantina con las chicas levantado las amapolas giraba el puño hacia su revólver con los caballos de las paredes que relinchaban la ignorancia de lo que hubo y acabó en asedio. Cada vez que en público se burla de haber matado más indios reconozco el secreto cuero de que lloraba tras el muro  todas las noc...

Vicisitudes lorquianas de una tarde de granados.

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Tal vez cuando nos alejemos más de ella la encontraremos más cercana. Tal vez cuando menos pulso más vivo el poema. ¿Se imagina las orugas comedoras de ángeles? Tal vez mariposas poetéticas en calcio vitrificado con las letras en recuerdo de otros. Tal vez cuanta más alta la cima y construyamos torres de libros más propicios para el incendio. Porque dios ya no juega a los dados. ¿Se altera su transfusión? No creo que vaya a quedar tronco resuelto a tanta infamia. Rotura. Rotura. Rotura. ¿Qué diablos dinamita este dinamo de lenguas? La poesía necesita sangre universal y nosotros no somos más que un RH negativo. Lluïsa Lladó.

Alerta alfa.

En este momento de mi vida llevo un compás entre las manos abierto al grafito y a un aguijón hiriente de alacranes con olor a colonia cara. Tar-tufo de orina de extrarradio. ¿Y por qué hablar de melocotones, y rosas? Si sólo el hollín decora cada pétalo de esta tumba.

Remedios caseros para el corazón.

Hice huecos a la tierra para osario propio y encontré el aguamarina cuando la piedra no era más que... y los cuervos vivían dentro de televisiones con caracola a cuestas. En esta síntesis de... esperando que la noche viniera vestida de novia y cuando comparo, sí. Entre uno y el otro. Descabello de alopecia de sangrar por las cuatro cubiertas de la embarcación de recreo con el miedo de los farolillos en día de Poniente. Quisiera sanar pronto de esta peste, pero la cláusula afirmaba la  cárcel incondicional. Y podría querellar al dolor, al uso que se hizo fraudulento de mi corazón con antenas de libélula. ¿Podrá perdonar quién no posee el prisma del arco iris? Lo dudo, así que sigue escavando hasta la raíz del árbol. Y deja amarte por el racimo asimétrico del hombre de la tez blanca que no entiende que en mi tórax late una bolsa de agua, de agua caliente para las penas y el dolor de los huesos. Y que fría no recuerda, ni su marca

Radiación de los cuerpos inverosímiles.

Y la resaca acontecida en la trastienda, como el manuscrito poético del color árido, tatuaje a tatuaje. En hormigueo disipando. Yacida contigo en una cochera de luz con bombilla y el respiradero que trae el aliento de las cucarachas. Sobre un colchón sin funda nuestros cuerpos adormecen y las formas manchan abstractas ilustraciones que invitan al...libreto de poemas de recónditos atardeceres, lejos de esta nave industrial, destartalada del Olimpo Club. La boca de pasta, el rostro compungido mientras el amante urga cada poro en una sonata, mejor diría en un réquiem de cuatro paredes de dos masas que eran una. Y observo el laberinto de tintas que perfilan cada músculo de tu espléndida juventud, mientras consciente desgrano el sabor, que Pizarnik supuraba con la mordida de la sábana. Caso ocaso de la perfección absoluta con los muelles desentonado el ritmo de tu abrazo y yo al filo, siempre al filo. De la página. De la repisa. Del mapa. Del continente. De...

Bebiendo, vi viendo con Oliverio.

Esta noche donde leer a Girondo frente a un vaso de ginebra apaciguan el alma, en un suburbio dentro del paraíso del café que jamás osaste a entrar porque en el portal el matarratas decoraba el descansillo. Un camarero mirando el reloj y las nubes  que en el espejo retratan la caja registradora   que no oculta  los excrementos de larvas, encarecidas conversaciones  de seres que apoyando sus codos van calibrando el trago con un buen poema entre sus pupilas. La luz, tal vez, no sea la adecuada. Una bombilla roja rebelde que parpadea y un aseo tan estrecho que los borrachos debemos vomitar de pié con la humillación  a mirarse en el lavabo en señal de duelo. La ginebra con el hielo que pierde los papeles, entre unas flotantes gomilonas que disfrazan el alcohol; y los antros como el de este bar de callejón, en creadores del infierno de Dante con el quinto cubata y una radio de empleado que retransmite la caída de una diosa que no ll...

Locura contagiosa.

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Cómo me duele que haya fenecido y que sólo su presencia tope arandela dentro de la víscera cinematográfica del verso. Usted que fue omnívoro de la pleura que hoja trepaba en esta mujer de martillo, en la hiedra del color de todas las cosas, en la deshabitada ruta cuando de madrugada el búho en las farolas iluminaba mi desdicha. Le amo poética con su maraña de alfabetos que entrecruzados forman la familia que intentamos hermano recrear con falta de confianza. Ya, no reside en mi vociferio de pizza congelada y trío de gatos en busca. No, ya no hay dolor posible al metal pesado o, a la leche agría que usted quiso hacer parecer con su repudio delante de los jueces y su arte de subtítulos. Vive Muso hasta el fin de los días, mientras en la otra secuencia, mi mano ya esta amarrada por el futuro que besa tréboles en cada ápice de la arcilla. Usted mito, engendro del Siglo de las Luces será espora aún cuando duerma en melodía, nota desafinada e hiriente. Pre...

Poeintríseca.

Tengo una rosa en medio de la mesa que precederá a mi desintegración y espinada enhebra cada sílaba, en noches de viento con los cirios arruinados a santos sin cara. Quisiera saber si en este tiempo el flamenco anidó en su coraza y el óxido de esta armadura dibujó en odio mi nombre aunque fuese en la pesadilla de vivir tras la máscara, en un film de terror con el cuerpo de anguila lamiendo todo su ser, inalcanzable universo, en emboscada de coyotes devorando este alambre que sostiene la electricidad de una rueca llama chispazo a fin de cuentas de la celeridad de Cronos y todos sus titanes. Y si la ciénaga ya no espúmea diga la respuesta del acertijo, cual es la ponzoña adecuada para borrar el acantilado que supuso usted en la tiranía salobre  de todas mi terminaciones. Hombre marinero, de lagos, fuentes, estanques y playas. En su cartografía genital. Confiese y diga cuando bebí de lo que no debía para acabar siendo una paloma anillada que devota re...

La saltimbanqui silenciosa.

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Habituado humor hacia horas huecas harapientas helando huesos huérfanos, hijos haz hilandera he honrar,  he húsar hamaca hoz  hermano hormiga  hemisferio herbicida hilvanas hasta histórica huyendo horóscopo humillada. Tú, tú. Mujer de ángulo, sedienta de palabras acróbata del sustantivo vida, vida, vida, saborea el salto mortal brazos en cruz rebotando en la colchoneta de la página.  Tú, tú, mujer sin alas, mujer muelle, daga que descubre los brazos en cruz, en postura de incomprensión semántica pero tan locuaz sacrificada bruja. Frase léxica matarme como un amor prohibido, ahora ahogado, con los brazos en alto con las piernas en alumbramiento hacha silenciosa, letra escarlata: Muda hache. H H H H H H ¿Dónde me lleva el silencio de tu escalera? Fotografía de Colbert Gregory tomada de Internet